jueves, 21 de abril de 2011

Telarañas


1

Telarañas, es como si tuviera telarañas en las piernas, que no me dejan moverlas con libertad. La araña me inocula el veneno de la artrosis en mis articulaciones, pero yo no quiero dejar de bailar, el baile es mi vida. Afortunadamente me queda el consuelo de ver a mis alumnas girando de puntillas, y siempre les doy el mismo consejo: bailad como mariposas, flotando, pero volad lejos de la red, aunque al final no hay escape, os atrapará irremediablemente… como a mí.



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2

Tengo telarañas en los ojos, cada vez que los abro veo todo borroso, la realidad atrapada en esa tela pegajosa que lo distorsiona todo. Hasta las esbeltas piernas de Eva me parecen las de una bailarina con tu-tú, difuminada, cuyo baile quiere conquistar mi corazón. Es lo único hermoso de mi enfermedad y también lo más triste. Pues aunque mis ojos medio ciegos me engañan, la fantasía dura poco. Cuando oigo su voz, mis oídos, que ahora están mucho más finos, reconocen ese tono de resignación cansada que me confirma mis temores: que Eva está a mi lado sólo por la compasión que le inspira este hombre inválido y desahuciado.

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