sábado, 30 de octubre de 2010

Los versos de Miguel Hernandez inundan la red

"Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Miguel Hernández, poeta al que hemos ido recordando en Internet con numerosas actividades. Hagamos que la Red se inunde con sus versos"

Es dificil seleccionar versos de Miguel Hernandez, su obra es tan extensa y tan hermosa. Vida tan breve y tanta poesía... Pero aquí dejo una muestra, en el día de su centenario:


CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS


(8)
 
¿Qué quiere el viento de encono
que baja por el barranco
y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?

Derribarnos, arrastrarnos.

Derribadas, arrastradas,
las dos sangres se alejaron.
¿Qué sigue queriendo el viento
cada vez más enconado?
Separarnos.

(13)

Besarse, mujer
al sol, es besarnos
en toda la vida.
Ascienden los labios,
eléctricamente
vibrantes de rayos,
con todo el furor
de un sol entre cuatro.
Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.
Descienden los labios,
con toda la luna,
pidiendo su ocaso,
del labio de arriba,
del labio de abajo,
gastada y helada
y en cuatro pedazos.


(59)

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes. Tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes. Tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes. Tristes.


POEMAS SUELTOS, II

TUS CARTAS SON UN VINO

A mi gran Josefina adorada.


Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón

Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el tu cuerpo,
amargo igual que el mar.

Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.

Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.


POEMAS SUELTOS, IV


(1)

LAS ABARCAS DESIERTAS

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

1 comentario:

Javier dijo...

Como bien dices, es muy difícil seleccionar versos de una obra tan extensa y SOBRE TODO TAN HERMOSA.

De los que has escogido tú, yo me quedo con LAS ABARCAS DESIERTAS.

GRACIAS POR ESTE RECUERDO A MIGUEL HERNÁNDEZ